Hola amigos, muy buenas.

 Termina hoy la semana -6. Muy pobre. Una sesión de tenis, otra de buceo (preciosa inmersión, San Martín, Javea). Una única salida a trotar media horita (6x 4´/1´), una única sesión de natación (30´en el mar que se hacen interminables), dos salidas de bici, una corta (2h., light) y «la larga», ayer, Denia-Valencia, 92km., 3h.40´comiendome el coco sin parar. Que si lo dejes estar ya, que no puedes con el culo, que si con esa barriga dónde vas, que si 90km. se te hacen eternos, imagínate el doble, que si esto, que si lo otro, que si lo de más allá. Casi cuatro horas de machaque sicológico cuyo único aspecto positivo fue que, al menos, superé un par de veces la tentación de llamar a Mar, que venía en coche y pedirle que me recogiese. La terminé, llegué hasta casa, como había previsto. Lo que, a veces, no es poco.  Cuando me metí en la cama, además de cansado, estaba desmoralizado, cabreado conmigo mismo por no haber sido capaz de aprovechar el verano para adelgazar en serio (ayer 100,2 kg.!!!!!), por no dar con el puto camino ese.

Hoy me he levantado y me he venido al despacho, a preparar un poco el inicio de curso. Le estoy dando muchas vueltas a la cabeza. Quiero pensar que lo de ayer fue un mal día, como si dijésemos uno  de esos malos ratos que pasas en la carrera, cuando te dan ganas de abandonar, pero sabiendo que es temporal, que luego te sentirás mejor, que son «Cantos de Sirena», lo superas. Quiero creerme que será algo así, que mañana me sentiré un poco mejor, que encontraré el puntito mental adecuado para afrontar las cinco semanas que quedan hasta el 4 de octubre entrenando mejor o peor, eso ya se verá, pero al menos con las neuronas en su sitio. Si no ya me contarás dónde voy yo…

En el fondo cuando me puse a preparar el Ironman de Calella, hace tan solo dos meses, en un estado de forma tan calamitoso como pueda ser el actual, ya sabía que la cosa no iba a ser fácil. Total, porque se complique un poco más, qué más da.

Resumiendo, y en definitiva, que de momento, seguimos adelante con los faroles. Voy a tomarme las próximas semanas como si nada hubiese pasado, a seguir tratando de entrenar lo mejor que pueda, a no tirar -por ahora- la toalla. Y cuando pase la boda de mi hermana Amparo (fin de semana del 19.09), según me vea entonces, ya tomaré de decisión definitiva. Lo que se traducirá, en su caso, si sale que sí que voy, en empezar a buscar alojamiento. ¡Hay que joderse!

Por lo demás, el peso empezará a bajar mañana mismo. O no, que diría Rajoy.

Ilusionados saludos.