Hola, amigos, muy buenas.
Acabamos de llegar a Valencia, tras unos días por tierras de La Mancha, disfrutando de la compañía de Mar, del reencuentro con buenos amigos, del descubrimiento de algún que otro garito, de pasar calor, tragar polvo, buscar sombras, disfrutando del Camino, en definitiva.
2 agosto: Almansa-Higueruela. 37km. La víspera nos hemos alojado en Almansa, HotelBlu, muy muy recomendable. Hemos echado una buena siesta, hemos cenado en el «Mesón de Píncelín», un clásico, de lujo. (Möet con los percebes y la ensalada de perdiz, un tinto local, D.O. Almansa, sin más historia, con los gazpachos, del postre -milhojas de verdad- repetimos).
Vamos, que el día 2 salimos a las 6 de la mañana sin excusas de ningún tipo, a la concentración previa no se le pueden poner defectos. Ya lo dice Mar, «somos peregrinos, no penitentes».
11 horas por La Mancha, sin pasar por ningún pueblo, ni aldea, a pleno sol, entre campos de cereal, secos, áridos, algún viñedo, esparto, enebro, romero, sol, polvo, pueden hacerse duras. A 40º a la sombra (si es que hubiese alguna, claro, ya se entiende), más.
Llegamos a Higueruela a a las cinco de la tarde. Mar reventaita, con una pájara de órdago, ampollas, dolores por todas partes, yo cargado con las dos mochilas desde hace un par de horas. A falta de tres kilómetros me decía, llorando, que ella se quedaba allí, que me fuese yo, en fin, que se hizo durilla la cosa. La ventaja es que si hemos salido vivos de esta, podemos hacer cualquier cosa. Yo iba muchos ratos pensando en Sables 09, con dos o tres etapitas como esta ya lo tendría entrenado.
Hostal La Posada, bien. Digno, correcto. Cervezas en Bar El Maleno, caracoles, sangre encebollada, Miguel, un personaje, nos explica que aunque parece que están en fiestas (realmente lo están, procesión, música, calles engalanadas, actuaciones, etc…) esas son «para los turistas», las de verdad son en mayo. Vale, tío, pon un par de tercios más. Cenamos en La Posada, tapeo manchego con un tinto joven, sin pretensiones, de la zona (Dd.O. Almansa). «Higueruela» se llama el vino, a base de garnacha tintorera, la variedad típica de la zona, con un color violeta muy característico. Con casera entra de cine y hace una espumita muy simpática.
En resumen, una etapa de castigo, un gran día compartiendola con Mar.
Solo una pregunta, y por supuesto, sin ánimo de ofender.
¿Habéis hecho alguna promesa o simplemente estáis purgando el mal Karma de vidas anteriores?
Salvo que seas sado-masoquista, o la mismisima reencarnación de Alonso Quijano, no acabo de entender muy bien esos «paseos» por la árida meseta.
Y lo que es peor todavía, ¡Cervezas y vino con gaseosa! de premio fin de etapa.
Definitivamente, no lo entiendo.
Especialmente el contrasentido del final:
«una etapa de castigo, un gran día»
¿?
Cosas veredes amigo Sancho……………………………………………………
Parte de razón tienes, amigo Juan. Especialmente en lo de la casera, eso sí te lo tengo que admitir. Trataré de que no se repita.
Lo de compartir el sufrimiento y disfrutar superándolo, la felicidad que puede producir llegar, tras una jartá de horas por el mundo, bueno, eso hasta que no se prueba no se sabe. El problema es que la sensación es bastante adictiva.
Un abrazo.
Gracias querido amigo por la explicación.
Espero no contraer una «adicción» tan estajanovista en el futuro.
Ya sabes, lo mío es casi exclusivamente hedonista.
saludos y suerte con tus futuros retos.
Juan