Felices y satisfechos. A la izquierda, Txema Catalán, tripulante de lujo, mejor persona que navegante, lo que, en su caso, es mucho decir. En el centro Juan Navarro, Presidente del Club Nautico de Oliva y a la derecha, relajado tras la paella y un par de gintonics, mi menda. Con el trofeillo/recuerdo en la mano, polo «oficial» del «magopepo», con su hoja de Muscadet y su ESP505 y esperando ya el último domingo de agosto de 2018 para volver por sexta vez a la «Memorial Pepe Frasquet».

Duermo en el barco y a las 7:00 estoy buceando su obra viva, madre mía, esta peor de lo que imaginaba. Se hace lo que se puede, pero, desde luego, como un culito de bebé no va a quedar. Le quito lo más evidente, linea de flotación. pala del timón, un poco de aquí, un poco de allá y listo. Vacio de trastos innecesarios y la linea de flotación sube dos dedos. ¡¡Joder, si llevamos cosas a bordo!!

Llega Txema, almorzamos como campeones y a la salida.

Nos situamos en la zona de salida, paro y levanto motor, todo en orden. Corremos la linea, vamos imaginando por donde saldremos, sí, claramente por el barco comité está mas cerca, lo dejaremos por estribor, la baliza por babor (vaya, como toda la vida). Che, Txema, que bien te veo, esto lo otro… Cinco minutos para salida. Sorprendentemente, poco a poco los otros veinte barcos están clara, muy claramente fuera de linea. Algunos exageradamente fuera. ¡Qué raro!. Dos minutos, somos los únicos en el lado correcto de la linea. ¡Qué raro! Un minuto y medio, desde el comité (a estribor de «nuestra» linea) nos gritan, venga, que no llegáis… Joder, que estress, menos mal que estábamos ahí mismo, pasamos, viramos y salimos sobre la bocina, en la misma dirección que el resto, barco comité por babor. Con los primeros, delante, viento libre, limpio, che, de milagro, pero muy bien.

El primer tramo es una ceñida, hay muy poco viento, voy buscando un equilibrio entre ángulo y velocidad, con el objetivo de llegar de un bordo a la baliza, pero sin dejar de correr un poco. Nos pasan dos de los grandullones quitándonos las pegatinas y desventándonos, lo que por dos veces nos obliga a caer bastante. Al final no pasamos la baliza por el canto de un duro, pero no pasamos. Hay que hacer un repiquete, lástima, hubiera sido una pasada. Entre pitos y flautas, un par de minutillos se van.

Tardamos un poco más de la cuenta en izar spi. Con tan poco viento, en los últimos minutos del tramo anterior, íbamos sin movernos, al límite de la concentración, poco menos que sin respirar, arañando cada centímetro y hemos dejado lo de subir y preparar el spi para una vez doblada la baliza. Un poco de lío con la braza y el balcón, abajo, arriba de nuevo, ¿otros dos minutillos? Popa de escándalo, separandonos mucho de los de detrás, trasluchamos en el momento justo, con el viento por la aleta el viejo Muscadet corre que se las pela. Parece mentira, a sus años y en plena forma. Olé.

Izamos génova y arriamos spi un pelín antes de tiempo, llegamos a baliza con dos barcos en compromiso y no es plan de liarla allí. ¿Otro minutillo?

Tercer tramo de ceñida, dando bordos, el poco viento viene de la llegada. Van entrando los primeros, caen dos gotas, no, por favor, no, que no se pare ahora…. Al final no llega la sangre al río y con poquito viento, pero sin pausas, cruzamos la linea de llegada. Dos horas y veintisiete minutos. Undécimos de veintidós, en mitad de la clasificación. Solo con haber tardado cuatro minutos menos, seríamos quintos. ¡¡¡Ya, sí, claro, y si hubieses llegado el primero, ganas, no te jode!!!

Resumiendo, y en definitiva, que hemos vuelto a disfrutar de la vida, de la vela, del mar, del viento. Y de la gente, de la buena gente. Un placer.

Nos vemos el año que viene, ¡¡larga vida a la «Pepe Frasquet»!!

Ilusionados saludos.