Hola amigos, muy buenas.

Dicen de ella que es el monumento más fotografiado de Dinamarca. Verdad será, si lo dicen. Yo, de momento, me he limitado a tomar prestada una de tantas para iluminar un poco esta entrada.

El lunes, anteayer, se me cruzaron los cables, se me alborotaron las neuronas de las grandes ocasiones. Estaba leyendo la crónica del 7º Reto Ironman de mi amigo Pedro Esteban, «Xelvatico», Niza 2011, y cuanto más iba leyendo, más difícil se me hacía apartar de mi ese cáliz. Fue llegar al final, cuando dice eso de «…dirijo mi sueño hacia Copenhage 2012», y ya no pude aguantarme más. Uno no lleva un tatoo en el hombro sólo para que le pregunten en verano, no. Disfruté en 2007, en 2008, en 2009 compartiendo sueños Ironman con Pedro y con él voy a reencontrarme con el placer de recorrer esa incomparable recta de meta, tras 13, 14 o 15 horitas de natación, bici y maratón, si Dios quiere, en compañía de los nanos. Y juntos, con Mar y Mª Carmen, en cuanto termine el tririquitran, tran, tran, ese, vamos a poner patas pa´rriba una ciudad que hace tiempo no visito y que, en su día, me enamoraba. Copenhage, el sur. Sí, sí, aunque parezca paradójico, Dinamarca es el Sur y su capital es el Sur concentrado, en estado puro. Una vez más, Pedro, gracias por recordarme que el cielo está ahí, en la mismísima puerta de salida del infierno. Querías retos, querías zanahorias, querías caldo, toma, dos tazas (MiM + Ironman).

Por lo demás, ya que estamos: la regata del sábado se celebró, pero con tan poco viento que, al final, tras un par de aplazamientos y una salida que no hubieran debido dar, ni los del Comité saben si toda la flota entró fuera de control, lo que equivaldría a una descalificación colectiva o, como intentaron «colar» a última hora, la suspendieron tras su celebración. Bueno, es lo mismo, echamos una agradabilísima mañana en el mar, con Julio, Walter, Fede y Juanjo. Y luego unas buenas cervezas, soñando planes naúticos para 2012. ¡Será por planes!

Voy entrenando medio bien, a ratos casi bien del todo. El lunes, sin ir más lejos, en plena euforia mental, nada más darle al «enter» de la inscripción de Copenhage, me bajé al río para 55´seguidos, sin parar a andar ni a descansar, incluyendo dos subidas a la colina mirador, dos subidas a las gradas del parque de cabecera, dos kilómetros con cambios de ritmo, algunos fuertes y poderosos y un ratito de fartlek. Che, casi como en los viejos tiempos.

Y digo yo, para que ando robando fotos de sirenitas, si aquí mismo, en el blog, tenemos una que, aunque muy vista, expresa tan claramente la felicidad esa que quiero volver a sentir:

Como diría un buen amigo: Ni cien mil palabras más.

Ilusionados saludos.