Hola, amigos, muy buenas.

Os cuento el día de descanso del Trofeo Ifach, Calpe-Formentera-Calpe que corrimos la semana pasada con el «Jambo». Más que nada para que veáis que las regatas de altura pueden llegar a ser ciertamente exigentes. El jueves habíamos navegado de ida, todo el día. Llegamos a la isla alrededor de las once de la noche, arranchamos barco, cenamos y nos dimos un garbeo por el Tipic, un muy recomendable garito en Els Pujols. Pero el lío grande vino el viernes. ¡Ay, el viernes….!

Ahí va, un día en Formentera:

Desayuno en San Francisco y a las 10:30 masaje en el Es Mares, Hotel & Spa.

Primeras cervezas en Illetes, en El Pirata.

Paseando, como quien no quiere la cosa, a comer al Moli de Sal. Piper Hiedsick Rosé, gambas frescas y la inconmensurable, la espectacular, la soñada langosta frita. Si no la has probado, no tardes. De escándalo, con sus patatitas, sus ajitos, sus pimientitos. Tras dos repeticiones, el camarero te ofrece freir unos huevos en el aceite que quedó. Ni se te ocurra negarte. Luego el tradicional souflé, con su merengue bien flambeadito. Cafés, un buen puro (sí, sí, sí dejan, al menos dejaron el viernes pasado), primer gintonic y, sin más trámites ni dilaciones……….

…..segundo gintonic en el Tiburón.

De ahí a Cala Saona, al chiringuito de arriba a la izquierda, «al de los mojitos». De locura de buenos, con sus dos azúcares y dos rones, bien agitados. En ese momento estás ya poco menos que en el Paraiso, hablandole de tú a la vida.

Antes de que den las ocho te conviene estar en la carnicería del pueblo de San Francesc. El dueño, amabilísimo, comparte contigo unas cortaditas de sobrasada picante, unos taquitos de queso artesano y un poco de pan. Relajadamente, sobre el mostrador de la carnicería, como quien no quiere la cosa, con unas latas de cerveza, heladas, de una nevera que tiene por allí. De paso le compras alguna más que te envasará al vacio. La meriendita soñada.

Cruzas al italiano de enfrente. Sigues con una tabla de quesos, ahora italianos y dos tonterías más de picoteo, con una botella de Brunello de Montalcino de cuando abrió el garito. Como nadie se las pide, las está saldando. Para flipar.

Y ya solo te queda instalarte en una buena mesa del Blue Bar y tertuliar con gente querida hasta las tantas de la madrugada, gintonic va, gintonic viene, oliendo a mar, respirando mar, escuchando mar, disfrutando un poco.

Y al día siguiente todavía esperan de uno que trime el spinnaker medio decentemente de vuelta a Calpe!!! Anda ya, bastante hicimos el sábado con volver sanos y salvos. Con viento por la aleta, spi arriba hasta cuatro o cinco millas de Calpe, en menos de diez horas estábamos en puerto.

Del resto, carreras, toros, falla, magias y demás, otro día.

Ilusionados saludos.