MARATON DE VALENCIA.  CIUDAD DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS DE VALENCIA.

MARATON DE VALENCIA.  CIUDAD DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS DE VALENCIA.

MARATON DE VALENCIA.  CIUDAD DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS DE VALENCIA.

004

Hola, amigos, muy buenas.

Aquí seguimos, en el camino, una vez que uno se ha puesto, no procede abandonar, no queda bien. Sigo, por tanto, con la vista puesta en la maratón, ilusionado, contento. Con el de hoy llevo cuarenta y seis días seguidos corriendo, sin probar una gota de alcohol, cuidándome.

Y eso que la semana pasada, la -7, como digo en el título, fue de las de aúpa. En otras circunstancias mías, en cualquier otro momento, no hubiese supuesto menos de pillar tres o cuatro respetables castañas y un par de kilos.

Lunes: Directiva falla hasta la una y media de la mañana.

Martes, a las 5.50 arriba, viaje de trabajo a Barcelona (*). Juzgados hasta las 14:00 e inmediato viaje de regreso. Por la noche Asamblea de Presidentes de Falla en el hemiciclo del Ayuntamiento, de nuevo hasta pasada la una.

Miércoles: Cena en Tinto y Oro, con las chicas del Balonmano Benetuser, equipo que esta temporada patrocina Soloabogados. Show del Magopepo, risas, copas (el resto,ya se entiende, yo agua tras agua), total, otra vez las dos de la mañana.

Jueves: Cena en la Falla, Mar y yo cocinamos -más o menos light- para los cincuenta que bajaron. Acabo reventaito.

Viernes: Cena huertana en la Falla. Una noche más que nos dan las tantas.

Sábado: Almuerzo fallero, o sea, por todo lo alto (yo a media altura), el resto de la mañana se dedica a elaborar nuestra propia cerveza. Comida alemana, maridada con Octoberfestbier de Hofbräu y dos Hefe-Weizenbier distinatas, ambas de Paulaner, una turbia y una tostada. Hay que beberse 160 botellas de medio litro, harán falta pronto para reciclarlas embotellando la nuestra, la que ahora está fermentando, somos cuarenta, yo no bebo. A continuación futbol en pantalla gigante (siguen las cervezas). Por la noche fiesta de cumpleaños de un gran amigo, Alfonso Faubel, 50 años. Salimos de Sausalito a las cuatro de la mañana. Todos borrachos menos uno.

Domingo: Nuevo almuerzo fallero, montaje de mesas, sillas, parque infantil, fiesta. Paellas, solemne Proclamación de Falleras Mayores y Presidente Infantil. Karaoke, barra, discomovil, festival por todo lo alto hasta las 20:00. De ahí al despacho a trabajar tres horas, que el lunes hay una vista en Madrid, en el Tribunal de Cuentas y me quedo más tranquilo si le doy un repasillo. A las 22:55 salía a correr veinte minutos, los viente minutos que más me han costado de mi vida. No podéis imaginar la de tentaciones que tuve de no bajar, de no correr, de «total-por-un-día-que-te-saltes», etc.,etc., Pero no. Salí, corrí, regresé fuerte, con la satisfacción de las cosas bien hechas, sabiendo que la maratón de Valencia 2014 empezaba a ser nuestra, precisamente en esos veinte minutos.

Corrí los siete días de la semana, es verdad que solo dos «largos», de 50´, eso sí, los 50´seguidos. El resto, 20, 25 o 30, cada día lo que se podía, buscando media horita entre un sarao y el siguiente. Pero los siete, al fin y al cabo. Un único día de yoga. Del resto, léase vela, toreo, preparación física, ni rastro.

Y no me pesé, claro. Aunque me he portado bien, ya digo, ni gota de alcohol y con un cierto cuidado en los mil y un saraos, adelgazar, lo que se dice adelgazar, era evidente que mucho no podía haber adelgazado, así que directamente no me pesé. Veremos mañana o el sábado cómo va la cosa.

Esta semana pinta mejor. Llevo ya un día de PF, otro de yoga y otro de vela. Habiendo corrido bien el lunes (record de mi distancia mínima, una que no sé cuanto mide, pero es donde voy comparando tiempos, 17´42´´), 50´seguidos el martes, 55´ayer, incluyendo dos colinas mirador del Parque de Cabecera y dos gradas. Esta mañana 45´, de pachanga, con Ron, al tran tran, andando y trotando suave por el Saler. Precioso estaba, por cierto.

Ilusionados saludos.

(*) P.C.: ¡Qué distinta Barcelona de la última vez! La ciudad más o menos la misma, claro, pero entonces llegué en un precioso IMX38, navegando dos días de tirón desde Gandía, ilusionado por llegar no, lo siguiente. El pasado martes, por el contrario, fui en tren, con una hora de regalo, parados en Castellón, se supone que por no sé qué rollo de un tunel y las cuatro gotas que cayeron. En marzo -¿o fue febrero?, es lo mismo- me regalé una mañana de lujo, masaje, visita a Pinocho, impresionante comida en Ca L´Isidre, siesta, copas, inolvidable cena. Sensaciones, emociones, nervios, vivencias a flor de piel. ¡Qué recuerdos, joder, qué recuerdos! El otro día fue solo trabajo y trabajo, dos declaraciones en Instrucción y para casita de vuelta. Por primera vez en las últimas ocho o diez visitas no pasé por La Boquería, no busqué ningún garito bueno para comer, me limité una carne cutre, con los clientes, en un área de servicio. Chufa.  C´est la vie, qué se le va a hacer.

P.C. II: La próxima que nos tomemos no me importaría que fuese en un sitio como el de la foto. Uno de mis clásicos, «El Pirata» en Illetes, Formentera.