Hola amigos, muy buenas.

Hasta 1982, en que terminé el Deutsches Abitur (bachillerato alemán, lo que aquí llamábamos, entonces, COU) estudié en el Colegio Aleman de Valencia. ¿Os imaginais la cantidad de buenos amigos alemanes que llevan años, y años, y años, y años, y años, mundial tras mundial, Eurocopa tras Eurocopa, choteándose, sanamente, claro, sin acritud, faltaría más, pero una y otra vez?

Pues eso, querido Försterling, D. Andreas, apreciado Hoffman, D. Franz, etc., etc., si por mano de pecado entraseis por este humilde blog, que nunca se sabe quién le lee a uno, que sepais que mi primer pensamiento, hace un rato, ha sido para vosotros.

Gonzalo Peris, otro crack donde los haya de aquellos irrepetibles años, ha tardado escasamente un par de minutos en enviarme un precioso SMS «Yo soy español, español, español, yo soy español, español, español…» Gracias, amigo. Yo también. Como lo éramos, lo fuimos, cuando lo de Arconada, todos en casa de Itos, la ruleta por un lado, la final por otro, ¡puta decepción!

De verdad que ya tocaba que alguna vez ganásemos los moros.

Bueno, por enlazar con lo de los entrenos, ni que decir tiene que esta noche, en la falla no me he portado bien del todo. O si, según el concepto que apliquemos. He pactado con mi amigo «el Potro», el encargado de la barra, que tomaría tres cervezas, o lo que fuese, por cada gol de España. Hasta el descanso bien, sin pegas. Luego me he bebido, ya a cuenta del segundo gol, que estaba al caer, tres whisquecillos, luego otro por el título, otro a cuenta de la Eurocopa del 2.016, otro por la bandera, y así hasta que el cabrón del  italiano (¿porqué no ha arbitrado un turco, ya puestos?) ha pitado el final. A partir de ahí nos hemos limitado a celebrarlo sin complejos. Resumiendo, un gran entreno para el lunes post-IM Zurich. Sin duda alguna.

Antes, eso sí, he entrenado, en el sentido tradicional del término, como un campeón.

El viernes: Natación matinal, 40´, con el mar para pocos amigos, con olas muy importantes. De hecho Paz se salió a los 20´, costaba mucho nadar. Por la tarde bici, Valencia-Denia. 3h.50´, de los cuales 3h.40´de bici, pedaleando y 10´parado, hablando por teléfono. Cansadillo del superentreno del jueves, plato pequeño, pocas ganas de sufrir, al tran-tran, con algún ratillo un poco más animado, pero sin alardes.

Sábado: 75´de carrera a pie, incluyendo 3×2´andando en los minutos 20, 40 y 60. En el fondo, algo muy similar al inicio de la maratona (un saludo, Talín) del IM. Luego dos inmersiones, dos, en Las Rotas, Freskito. Una por la mañana, después de correr, la primera desde hace dos años, mi reencuentro con el buceo, otro de mis vicios. La otra, para qué os voy a contar, golfa, nocturna. ¡Cómo mola el buceo de noche! Negro sobre negro hasta que tu foco descubre los colores de verdad, la vida al revés, los peces que de día no están, de repente andan todos por ahí, cazando, che, otro día hablamos de eso, fue espectacular, una pasada.

Hoy, domingo, tocaban 4h. de bici y 50´de carrera a pie. Ayer negocié con el mister un «divide y vencerás». Me encontraba cansadillo, a lo tonto, a lo tonto, llevo un buen tute a cuestas. Además estaba el tema de los horarios, la familia, la compatibilidad de la vida familiar y la deportiva (con perdón), la  puta Eurocopa, los 24 años esperando este momento, los muchos amigos alemanes y todo lo demás. Le plantee a Pablo la posibilidad de hacer una parte por la mañana y otra parte después de comer. El hombre, que además de buen entrenador -no le quepa a nadie la menor duda- es buena persona -de eso menos aún- rápidamente me dijo que sí, que me lo montase como me diese la real gana. Con lo que hoy hemos hecho:

Matinal: 53´de ralajado paseo en bici por Las Rotas + 40´de entrenamiento con la niña, Macarena, alternando andar y correr despacito al 50%, cambiando cada 2,5 minutos. Por el recorrido oficial de la Pujada al Castell. Con inenarrable baño final en la balsa, limpísima, transparente, azul, fría, escándalosa.

Tras el arroz de bacalao y cebolla (también este merecería un post para el sólo), 45´de siesta y, sin especiales ganas, Denia-Valencia en bici. Record del mundo, quiero decir, de mi vida. A tope, inconmensurable, he tardado menos que nunca (3h.07´, 92km., todo el rato plato grande, todo el raro acoplado, todo el rato a todo lo que daba, salvaje, bestial, el viernes tardé más de media hora más). Pero, siendo eso importante, lo más destacable es lo del tiempo psicológico, el Kairos de los griegos, la sensación de que las tres horas se me han pasado volando, de que cuando me he querido dar cuenta ya estaba en casa. Ni me he enterado. Transición, 26 minutillos de carrera, baño en la playa, poco que envidiar el de la mañana en la balsa y en otros 10´ regreso a casa corriendo, digamos trotando, para llegar a tiempo de ducharme y bajar a la falla para el desagravio generacional, la autoestima colectiva, el orgullo de ser español y tal y tal.

Al final, en fríos números, lo de hoy sería bici 53´+ entreno Maca 40´+ bici 3h.07+ carrera a pie 36´+ 4x cerveza + 5 x JB. Pero os puedo asegurar que ha sido mucho más que eso.

Os quiero.

Ilusionados saludos.