Hola amigos, muy buenas.

El viernes por la tarde, después de invitar a comer a todo el despacho en «Tridente», bebernos unas cuantas botellas de champagne, Belondrade, Alvariño y Casta Diva, fumarme un Siglo VI y ponerme morao, estuve a punto de sentarme al ordenador y escribir un post que iba a comenzar, más o menos, con «Yo, pecador, me confieso ante ti, Hoffman, y ante vosotros…..». Pero pensé lo que pensé, valoré el fin de semana que tenía por delante, con Javi-Zorol en casa, más unos cuantos amigos de la familia, mi hermana y Javitxu invitados a comer hoy, y, con buen criterio, pensé que con una única confesión, hoy domingo, a última hora, quizá me valiese para redimir todo de una tacada, para obtener el perdón no sólo de lo del viernes al medio día sino del fin de semana completo. Sirva esta entrada como tal.

¡Qué bien lo hemos pasado por Denia, la verdad!

Por llevar un orden. Ni que decir tiene que el viernes por la tarde ya no nadé. Afortunadamente, claro, gracias a eso sigo vivo. Me hubiese ahogado seguro. Total, que la cosa se limitó a la natación matinal que ya se contó en la entrada anterior. El doblete de natación mar+natación piscina en el mismo día se me sigue resitiendo. Ya caerá.

Ayer, sábado, lo primero que hice al levantarme fue bajar a la playa. Pablo me había puesto 2.000m. de natación opcional y 3h. de bici. No sé cuantos metros nadé, en total fueron 35 minutos muy a gusto. Supongo que algún metro menos de los dos mil, claro, pero bueno, no dejó de ser el cuarto día seguido de natación en el mar. Disfruté. A continuación, con Javi y Paz nos fuimos con las bicis hasta Denia. Parando en el horno del Mareny de Barraquetes (pizza+coca-cola) y en Gandía (horchata). Cuando no estábamos parados comiendo o bebiendo la verdad es que le dimos a la bici a base de bien. Paz venga a quejarse, que si yo le había engañado todos los días previos, que si íbamos a 33, que si a 35, que si a no sé cuánto. Llevamos toda la mañana el viento a favor. Y claro, así cunde mucho. Pero vaya, que con eso y con todo hay que pedalear. Yo fui casi todo el rato delante, marcando el ritmo, cantando, muy muy bien. Con las dos paradas es difícil saber lo que tardamos, además Javi pinchó cuando ya casi estábamos en casa, o sea que no tengo datos de tiempo, medias y demás. Pero, desde luego, debió salir muy muy alta. De esas que no se pueden contar porque luego te ven con la barriga, te ven lo poco que andas en bici de normal y, lógicamente, nadie se las cree.

El resto del día se puede sintetizar en cervecitas antes de comer en la terraza del Hotel Los Ángeles, arroz al horno en casa, siesta, futbol, más cervezas en Helios viendo la puesta de sol más bonita del mundo, barbacoa en casa y, apañaditos,  a dormir.

Hoy, domingo, tocaba triatlón, el sprint de Denia. Hemos ido hasta la salida calentando, con las bicis. He tenido excelentes sensaciones en los tres segmentos. He nadado razonablemente bien, según me cuenta Mar, que estaba de pomponera, detrás de mi han salido algunos. Pero vaya, es que, además, he nadado mucho más rato a crol que de normal, che, que me he visto bien. Con la bici sin alardes, tranquilo, a ratos solo, a ratos con un abuelete ingles dándonos relevos, a ratos detrás de un par de chavales. Un poco a mi aire, con la RAZESA, sin buscar mis límites en ningún momento, sin mayor problema. Y la carrera a pie, más o menos lo mismo. De menos a más, la segunda vuelta la he hecho muy suelto, adelantando gente, corriendo ligero, sintiendo que podría ir bastante más deprisa (lo que, obviamente, por otra parte, ni me apetecía, ni me hacía la menor falta, ni he hecho). En conjunto 1h.33´ de lo más agradable, más los ocho kilómetros en bici de ir y venir. Resumiendo, un buen entrenamiento para lo de la tarde.

Cocas, arroz a banda, ensaladas, aperitivos variaditos, quesos, café granizado con leche merengada, buena gente, impagable compañía, armonía, satisfacción por la carrera, unas cuantas cervezas (creo que garbanzito a lo de hoy le llama «una mano», pero ha debido ser la de Margarita Seisdedos, la madre de Tamara).

Siesta. Pesadez extrema. Sensación cuando me levanto de que me han sobrado, más o menos, cinco o seis cervezas, dos de las cocas, uno de los dos platos de arroz, el 80% de los aperitivos y uno de los cafés granizados (quitando todo eso ya hubiese sido una comida de lo más correcta).

Pablo me había puesto que volviese en bici solo si a) me apetecía y b) me quedaban fuerzas. En ese momento, no se daban ni a), ni b).

A esas alturas hacía rato que Paz, amparándose en su entrenador ???, se había  borrado del plan.

Las tentaciones son grandes, pero no puedo, no debo, no quiero dejar a Javi solo. No soy tan cabrón. A las cinco, con un ánimo muy similar al que debe llevar el primer toro de la tarde al saltar al ruedo he salido yo, con mi fiel ISAAC caminito de Valencia.

Pero mira tú por donde, debe ser verdad que estoy empezando a coger un puntillo decente de forma en la bici, porque hemos venido muy muy bien. Por momentos escandalósamente bien. 3h.10´de bici para 91km. Sale una media de 29, si no me equivoco. Los primeros 29km. en 1h.10´, ya que hemos empezado un poco más relajados, íbamos prácticamente de paseo hasta Oliva. Luego 62km. en 2h. justas. A pijo sacao. Y sin haber ido a rueda de Javi más que en contadas, muy contadas ocasiones, como mucho 10 o 12 de los 91km. El resto del tiempo o juntos o delante.  Como debe ser.

Ah, y con una única parada. Hemos fusionado conceptos, en vez de primero horchata en Gandía y luego Mareny, hemos optado por parar en un horno nuevo, no el de siempre de la carretera, otro que hay que tiene horchata y fartons. Muy buenos, por cierto.

Contando merienda y todo el tiempo total ha sido de 3h.25´. Sigue siendo un tiempazo, o sea que cada uno que se quede con el que más rabia le de.

Pues eso, Javi, que ha sido un placer. Muchas gracias.

Con unas cosas y otras ha quedado una semana de lo más apañadita, no he contado las horas totales, pero seguro que han sido bastantes. El plan cumplido al 100%, los dos entrenos «opcionales» incluidos. Ya sólo quedan cuatro.

Ilusionados saludos.