Hola amigos, muy buenas.

 Os cuento lo de esta mañana, el entreno, quiero decir, hasta que me he incorporado a la comunión, ya a la salida de la iglesia. Sobre el resto de la jornada, casi que mejor corremos un tupido velo.

 Pues eso, empezaremos por apuntar «lo que tocaba» para hoy: 5h. de bici + 40´de carrera a pie.

 Con la mejor intención de conciliar vida familiar, social, deportiva, religiosa, triatlética, fallera, etc.,etc., he salido de casa lo antes que he podido, a las ocho menos cuarto, con un pelín de retraso sobre el horario previsto. Paz, por cierto,  se cayó ayer del cartel por problemas logísticos, luego he sabido que la lluvia le ha hecho renunciar a la bici de hoy. Ya me contará como le ha ido. Igual hasta nos lo podría contar a todos si pasara por aquí.

 Total, que he salido yo solito, con mi mono nuevo, una camiseta de esas que si hubiese salido el sol y hubiese hecho calor no me hubiese dolido tirar en cualquier contenedor y el cortavientos en el bolsillo trasero. La mañana gris, muy gris, otoñal, ventosa, fría, con muy mala pinta. Las sensaciones iniciciales tampoco eran para echar cohetes, digamos que a juego con la climatología. Por la rotonda del Perellonet paso cinco minutos más tarde que estos últimos días, serán los bioritmos, pienso, o el cansancio, o vaya Ud. a saber. En todo caso, paso de agobiarme, a estas alturas.

 Primer momento importante del entreno, entre el Mareny de Barraquetes y el Mareny de Sant Llorens me cruzo con una grupeta de Correcaminos que ya vuelven hacia Valencia. En seguida se me cruzan los cables, pienso lo que pienso y me pego la vuelta. Pero ya se ma han ido unos cuantos metros, no menos de dos o trescientos. ¡A por ellos! Bajo tres o cuatro piñones, me acoplo, empiezo a pedalear como si me fuese en ello la vida. No sé a cuanto me pongo, pero noto que el corazón me va a reventar. La distancia disminuye muy poco a poco, pero confío en que al llegar al pueblo, Mareny de Barraquetes, aflojaran el ritmo, hay semáforos, pasos de cebra, todos aprovechamos la travesía para recuperar un poco, supongo. Efectivamente, saliendo del pueblo les tengo ahí, a tiro. Último esfuerzo y engancho con ellos. Me pongo a rueda del último. Jadeando, jodido, sí, pero contento por haberles alcanzado, no ha sido fácil, bien sé que no. Ellos, lógicamente, siguen a su ritmo, a su bola, pasando de mi y del esfuerzo que acabo de hacer. Poco a poco voy recuperando. Me voy metiendo en el grupo. Saludo a Toni de Gregorio, el jefe de la banda. Por delante de mi Domingo y Bisbal. Delante los demás. De repente arrean hacia delante, me pongo a rueda, pasamos a la cabeza del grupillo, Bisbal delante, luego Domingo, yo, al límite, tercero. Entre ellos dos se dan un par de relevos. Y ahí se me cruzan los cables del todo. Total, para ir jodido el tercero, casi que mejor voy jodido delante del todo. Bajo otro par de piñones, aprieto todo lo que me queda y me pongo el primero, a tirar a saco. He hecho una recta del Perellonet como en mi vida. No sé a cuanto íbamos, no gasto chisme de esos, pero os aseguro que despacio no. Al final de la recta me vuelven a pasar, ellos dos, también Josemaría, quién, por cierto, alaba amablemente mi estado de forma. El resto del grupo se ha cortado y viene más atrás. Rápida composición de lugar, la compañía, con lo que les aprecio a todos, es peligrosa donde las haya, no tengo ninguna necesidad, ni ganas de ir en grupo, menos aun en grupo que va a toda leche y no tiene ninguna pinta de aflojar el ritmo. Sólo llevo 1h.43´de entreno y hoy tenía que hacer cinco horas, si sigo con esta banda ahora mismo estamos en casa, lo que yo tengo que hacer es rodar y rodar, yo solo, a mi aire, tal y cual, esto y lo otro, total, que en la rotonda me despido, me doy la vuelta y me dirijo de nuevo hacia Cullera, tranquilamente, de nuevo solito, sin prisas ni agobios, con la sensación de haber hecho en los últimos quince minutos el entreno de calidad del trimestre.

A partir de ahí cuarenta minutitos de lluvia de verdad, sin tonterías, viento de cara, frío, agua por todas partes y la sensación de no estar seguro de si no hubiese debido seguir hacia Valencia con los compañeros de club. Pero bueno, como no hay mal que cien años dure, al final puteadillo y todo llego a la rotonda de Cullera, 2h.22´. Paro, bajo, me tomo un gel, hago un pipiripi, y relajadamente emprendo el camino de regreso a casa.

A partir de ahí se suponía que ya solo era cuestión de rodar relajadamente, sin prisas ni agobios. De repente se me pone un hombre al lado, lo primero que veo de reojo es una BH roja, familiar. A continuación unas piernas de ciclista de verdad, con un culotte que pone «Correcaminos». ¡Coño, y este quién es, a estas alturas? Casi sin atreverme levanto la vista. Rafa, «el Pirata», ironman, crack, fino, fuerte, el año pasado quedó el primero de todos los que fuimos a Austria, este año está que se sale.  Saludos, cortesía y, gilipollas de mi, por un momento pienso que no hay peligro, que es tanta la diferencia entre su ritmo y el mío que la compañía es cuestión de un par de minutos, que, aunque no quiera, terminará marchándose sin tardar mucho. ¡Y una mierda, con perdón! Hasta Valencia hemos venido juntos, él de cháchara, de paseo, «haciendo fondo», que dice mi amigo Coppi cuando me acompaña. Yo primero axfisiado, luego peor, al final al límite. Acoplándome, tirando de espíritu finisher, de orgullo, de piernas, de lo que no son piernas, de todo un poco. Pero bueno, al final hemos llegado juntos hasta Valencia. Dudo mucho que nunca más vuelva a hacer yo Cullera-Valencia en el tiempo de hoy. Y con toda el agua que caía. Vamos ni en seco, quiero decir, ni de coña. De vez en cuando aparecían un par de ciclistas a lo lejos y en nada los estábamos pasando como si estuviesen parados. Che, un escándalo. Claro, si Rafa lee esto se descojonará, pero lo que para él habrá sido una vuelta de lo más normalita, para mi ha sido un entreno de calidad como en mi vida. Todo sea por Zurich, por el club, por la conciliación de la vida familiar y, como siempre, sobre todo, por la buena gente. Claro que sí. Gracias, campeón, ha sido un lujo.

Al final «solo» 3h.33´, claro, si te traen de Cullera así tampoco es tu culpa, en circunstancias normales hubiese debido estar bastante cerca de las cuatro horitas.

Ocho minutos de transición y media hora, media, de carrera a pie, sin más novedad, bien, sin problemas. Hasta la playa, un ratito por la arena blanda y de regreso a a casita. Hoy sin baño, claro, poca falta hacía con la que estaba cayendo.

Ilusionados saludos.

P.D. No tengo yo mucha costumbre de contar horas, minutos y segundos de esos, para lo de luego andar con las estadísticas. Pero oye, esta mañana, corriendo por la playa, me ha parado a pensar y en los últimos nueve días, nueve, han sido trece horitas de bici en cinco sesiones, he corrido seis veces, otras seis horas y media, y he apuntado tres sesiones de natación. Chico, ya sé que no se cuenta de nueve en nueve días, pero que me quiten lo bailado.

Ah, y un admirado abrazo a todos lo LZ finisher que pasais por aquí. Enhorabuena.