…del resto de nuestras vidas, ha concluido más que razonablemente.

El martes, como ya se contó, empezó todo de nuevo. Mentalización, chip de corredor, lejos de mi golferías y tentaciones varias, sesión de yoga y 36 minutillos de carrera a pie.

 El miercoles, contra lo que hubiese deseado, el p.curro me obligó a descansar. En el fondo vino bien.

El jueves, de nuevo yoga al medio día y otra carrerita a pie por el rio pasadas las nueve de la noche, tras una agotadora sesión del Comité Organizador de la Carrera de los Árboles y Castillos que hemos celebrado este fin de semana, trece etapas por el Camp del Turia, por equipos (una pasada, por cierto, ha sido una maravilla de carrera. Complicada de organizar como ninguna, pero ha valido la pena). Lo del jueves sólo fueron 23 minutos, pero el mero hecho de bajar a correr a esas horas me confirmó que definitivamente estoy en el buen camino. Hace unos días no hubiese bajado ni de coña.

El viernes quería haber nadado con Vanessa, pero ella no podía, así que me pasé por la piscina yo solito. Nadé 500m., a duras penas. Mira que nado mal, me gusta poco y me canso. Menos mal que soy cabezota, que si no, a buenas horas. Tras la llamémosle natación me fui a judo, a una buena sesión con gente de bastante nivel. Ahí sí me encontré bastante mejor de lo esperado, aunque terminé reventaito, tras hora y media de machaque.

Ayer, sábado, currando en lo de los Árboles, no entrené. Bueno, si quereis, por apuntar algo, de casa al club fui en bici, 6,5km. Pero vaya, casi que si apuntamos descanso, mejor.

Hoy he vuelto a estar todo el día (desde las 6:30, como ayer) liado con la organización de la carrera. Pero por la tarde, al llegar a casa, pese al cansancio, pese a la más que evidente amenaza de fuerte lluvia, me he bajado a correr un rato. Han sido 45´de tirón, sin paraditas a andar, ni a nada, seguidos, que me han dejado: a) con agujetas, estos días debe ser mi sino y b) muy muy contento. Por supuesto que me ha llovido a base de bien. Iba recordando un entreno de hace tres o cuatro años, un día en que también me cayó a cántaros. Entonces disfruté como un enano, creo que escribí algo así como que si alguna vez alguien me oía decir que no me gustaba correr, que me recordase aquel día, aquel especial estado de felicidad que alcancé. Hoy, sin llegar a esos extremos -mi forma física todavía no da para tanto, bastante hacemos con llegar- digo que sin llegar a eso, sí me he sentido bien bajo la lluvia.

 Resumiendo, dos sesiones de yoga, una de judo, tres de carrera a pie, una de natación y un paseito cutre en bici. Y la moral por las nubes. Pese a las renovadas agujetas, ya se cansarán cuando quieran, no está mal para ser la primera.

Ilusionados saludos.

 P.C.: En cuanto a «lo otro», tímidos avances. Toda la semana, hasta hoy, sin probar una gota ni media de nada distinto de agua. Hoy no, hoy tras la carrera ya han caido cuatro cervecitas y una copa, solo una de Ribera. En mi haber, decir que he rechazado dos invitaciones de esas «irrechazables», una cata de trece de los mejores Borgoñas del mundo en Enópata y una convocatoria de la joven Peña Despacito para el próximo viernes. Y que me he cuidado, más o menos. En la báscula sólo se ha reflejado tímidamente, pero no hay problema, ya irá bajando, ya. Sin prisas.