Hola amigos, muy buenas.
El amigo Lander echa de menos en un amable comentario anterior alguna referencia gastronómica. Bueno, es público y conocido que llevo una semanita tratando de portarme bien. Aun así, el domingo no hubo más remedio que salir con Mar y Pepe a dar una vuelta y cenar fuera, en plan familiar/informal. Elegí la Pizzería Luna Rossa, en la zona moderna de la ciudad, frente al Oceanográfico.
Local limpio, pulcro, moderno, con mesas modernas, servilletas modernas, mucho diseño, todo muy correcto. Aseadito, todo como recien salido de Ikea, todo al gusto de las mayorías dominantes en lo gastronómico, que salen del garito -que, como suele pasar con estos locales, se llena habitualmente-, diciendo que qué bien se come no sé donde porque está de moda y la mulatita que te sirve tiene una sonrisa de anuncio de la tele, aunque no distinga un vino de una cocacola.
En su favor, cocina a la vista del público, horno a leña, metálico sí, claro, como todo, pero a leña al fin y al cabo, del que salió una pizza, la de Pepe (yo solo tomé una ensalada, muy moderna, ¡cómo no!) por decirlo técnicamente «cojonuda», con mozarella fresca de buffala y tomatitos naturales. El resto, simplemente correcto. Ah, y una carta de vinos italianos, que me limité a ojear, sin probar ninguno, muy interesante. Con toda la gama de la Bodega Antinori, una de mis debilidades, desde el Santa Cristina a 16.-€ hasta joyas de ciento y pico. Eché en falta, eso sí, algún Brunello y algún Barolo, pero vaya, para lo que suele haber por ahí, de 8/10.
En contra, y ese es el problema, carece de «alma». Podría haber un Luna Rossa de estos en cualquier sitio. Su gente, su carta, sus mesas, sillas, cuadros, todo es perfectamente intercambiable, fungible, no sabes si estás ahí o en cualquiera de los ochomil garitos idénticos que proliferan por doquier, todos igualitos, todos con sus mantelitos de papel.
¿Que porqué, entonces, fuimos ahí? Por eso, precisamente por eso, no se trataba el domingo de buscar italianos de los que me vuelven loco (Carlo, La Cantinella) para, encima, flagelarme. Luna Rossa es un sitio al que vas con nanos y estando medio a régimen y ellos no lo pasan mal y tu, en el fondo, no sufres más de lo debido. Si acaso por los vinos que no pruebas, pero vaya, dentro de lo que cabe no te vas cabreado.
Ayer, lunes, carrera a pie, rodajito matinal por la playa, ya de otoño/invierno, con viento, chirimiri, desapacible. Muy tranquilo, muy relajado, 58´a ritmo R1 (130-140ppm.) y, por momentos, incluso por debajo, algún rato a 128/129ppm. La media 134, con eso está todo dicho.
Hoy el p.curro no me ha dejado correr al final de la tarde, como hubiese deseado. Eso sí, al medio día he hecho una buenísima sesión de yoga.
Ilusionados saludos.
P.C. Ahora que pienso, ¿Porqué le he puesto yo a estos tíos dos fotos y un enlace a su web, si se supone que no tienen alma?
Pepo! corres el riesgo de crear un personaje tipo el Carlos Pumares gastronómico, jajaja. Por cierto que los 4 kilos que has perdido ya los he encontrado, los tiene Garban, jajaa. Además el domingo no paraba de decirme como te habías enterado de una cosa, olé.
Garban, que luego tendrá que reponer todo el ropero de corredor.
Hola amigos, muy buenas.
Satani, escribo siempre lo que pienso. Afortunadamente no me gano la vida con esto, por tanto, si algo me gusta lo cuento, si no también. En todo caso, cuando yo le escuchaba, hace mil años, en Antena3 Radio, Pumares era un tipo con buen criterio. De la gordura de Graban no te fies, que en cuatro días que entrene, con la calidad innata que atesora, te pegará una lijada en la maratón de Valencia que te tocará pagar los gintonics del Enópata.
Luís, ropa de correr (y de la otra) tengo de todas las tallas entre 74 y 100kg. No hay problema.
Agradecidos saludos.
gasias amigo. Me encanta leer criticas gastronómicas. A vece pillo la guia del ocio o cualquier suplemento de estos de los periodicos y me meto en muchos restaurantes gracias a lo bien que algunos escriben, ya que no se puede entrar en todos.
Buen proyecto el de SAbles y buenos entrenos te estás metiendo. Cerrare los ojos y pensaré.