Hola amigos, muy buenas.

Si se puede considerar que salir ayer, sabado, por la mañana, media horita con «Ron», andando, trotando, parando, corriendo, ¿corriendo?, en fin.. para completar unos tres kilómetros mal contados se puede considerar entrenamiento, entonces esta semana he entrenado. Si eso no cuenta, entonces, semana en blanco.

De lunes a viernes trabajo, líos, excusas, comidas, cenas, problemas, más excusas, clientes con problemas, amigos con problemas, más excusas, compromisos familiares, sociales, del despacho, excusas, empleadas con problemas, crisis, insisto, excusas. Está claro, claro como el agua clara, cuando las neuronas no van, no van. Y punto. No obstante, no me rindo, en cuanto se me pasen los dolores de la pierna, volveremos a intentarlo.

Porque, esa es otra. Ayer, dieciocho años después, volví a ponerme delante de un becerrete. En la capea-fiesta anual de la Peña «De Tinto y Oro». Los cuatro primeros, para los chavales de la Escuela Taurina de Valencia que participaron, salieron buenos, noblotes, dulces. El quinto, el de los aficionados -Fernando Navarro, un amigo que sí torea bastante, muy a menudo, en el campo- y yo mismo, que ya veis cómo ando de forma, ese salió listo, cabroncete, mansurron, borde. Pero bueno, era lo que había, si no no haber bajado a la arena. Las primeras dos verónicas se las tragó, en la tercera se me coló y me metió un viaje en la rodilla derecha que parece que ha debido activar las viejas lesiones de menisco. Ya veremos, en un par de días en qué queda la cosa. Espero que solo sea eso, una fuerte inflamación, el susto.

¿Queréis un par de fotos?

1.- Calentando. Qué bien se torea de salón, por cierto, sin toro que te moleste:

Algunos detalles, a destacar. El chavalín del burladero, salió a los becerretes que echaron antes, no recuerdo el nombre, ya me enteraré, pero le echa narices el crío.

No sé qué programa usaría la niña para la foto, que me saca como con un poco de barriga, como si estuviese estancado con el puto peso. Es curioso.

Eso sí, relajadito, con la barbilla metida en el pecho, jugando los brazos, cargando la suerte, el peso sobre la pierna de salida, che, lo que yo digo, qué fácil es todo sin toro.

2.- Toreando con el capote, una de las dos verónicas que se tragó el becerro:

La foto está tomada desde detrás mío y, claro, no se ve al bicho. Pero estar estaba, os lo digo yo, que llevo la rodilla jodida del viaje que me metió muy poco después. De hecho se adivina el rabo y se ve parte de la cabeza entre el capote y mi brazo derecho.

También se me ve tranquilo, dentro de lo que cabe, las zapatillas asentadas (con 98kilos encima, se asientan a poco que te quedes quieto).

3.- Y la última, ahora con la muleta, citando muy en corto, que el cabroncete de él se había rajado y o te ponías poco menos que encima o nanai de la china:

A partir de la foto, hay que imaginar que el muletazo podría ser largo, que corriendole un poco la mano y sacándolo por la detrás de mi cadera derecha, hay recorrido de sobra para un muletazo chulo.

Luego ya vinieron la comida con Mar, los nanos y los amigos de la peña, los gintonics, el paseo en barca por la Albufera, la impagable tertulia con José Copete, «Copetillo», matador de toros valenciano, importantísimo torero de plata al que hemos visto de luces cientos de veces, actualmente profesor de la Escuela e intimo amigo de Fernando Navarro, el amigo que compartió conmigo el becerro. El próximo fin de semana nos vamos Fernando, Copete, Mar y yo a Ciudad Real, a tentar vacas en compañía de Tomás Sánchez, matador valenciano que toreará en la Feria de Julio. Echaremos el sábado en la ganadería, tentando, comiendo y viendo el ganado que tienen para este año. Luego a dormir a Infantes, el domingo turismo manchego, comida de regreso en «El Callejón de los Gatos» de Albacete y a casita.

A seguir preparando a fondo el GTP.

Ilusionados saludos.