La zorra, tras un rato saltando para alcanzar el racimo, y viendo que no llega, desprecia las uvas que tacha de estar verdes y no merecerle la pena. Puede que no fuese mal maratoniano, el amigo Esopo.

Resumiendo, que lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible. Entrené medio bien hasta hace seis semanas, bajé de 97 a 89,9 todo parecía ir encaminándose y, de repente, vuelta a las andadas, comidas, cenas, alcohol, viajes, vida social que me supera y desborda, cansancio, desmotivación, diabetes, dejo de entrenar, vuelvo a los 93kg., fracaso en la media de Valencia, pego directamente la espantá en la de Gandía, me vengo abajo, aprovecho al límite la última semana para, si quedaba alguna mínima esperanza, quemarla en la hoguera de las últimas comidas y cenas, organizo una espectacular para 35 amigos el sábado y salgo el domingo, anteayer, completamente entregado, sin esperanza ni posibilidad alguna para terminar abandonando en el km. 9. Chufa. Una pena, porque la maratón de Valencia de 2015 ha sido de esas de decir el día de mañana «yo estuve allí». ¡Qué pasada de carrera, de organización, de ciudad volcada!

Puestos a salvar algo, diré que disfruté del impagable ambientillo previo a la salida de cualquier maratón y que me guardo para mi las íntimas reflexiones paseando de camino a casa, ya sin dorsal. El enésimo propósito de le enmienda, la penúltima vuelta a empezar. Ayer, lunes, corrí un ratillo con una simpática camiseta, regalo de Rafa y Lurdes, buenos amigos cántabros, que anduvieron por Valencia este pasado fin de semana, «Corriendo desde ZERO», se llama su motivante proyecto, visita si tienes un momento su sitio en I´net. A ver si con su ayuda, y con la motivación de saber que van a estar pendientes de lo que vaya haciendo, retomo el abandonado camino.

Objetivos, así, a corto plazo: portarme bien, cuidarme, hacerme periódicas analíticas hasta que salgan decentes, entrenar a diario, no probar una gota de alcohol a partir de pasado mañana (*) bajar a 85kg. en ocho semanas, escaparme al menos un par de veces en diciembre al Camino de Santiago y correr medio decentemente la maratón de Tarragona (17.01.2016). De la de Málaga, dentro de tres semanas, paso. No tiene sentido, aunque esté pagada.

A medio plazo, en febrero correr Cobeña disfrutando y, una semana después, Sevilla ya casi bien. Volver al Camino en marzo, no perder la cabeza en Fallas (este año las voy a limitar a los tres últimos días, 17 a 19, del 10 al 17 espero estar «missing», no sé si en el Norte o dónde, pero en todo caso cuidándome mucho.

Y en Abril, en plena forma, con 75kg. de peso, tres maratones en las piernas en los meses precedentes, 150 días seguidos de entreno, sano, fuerte, motivado, a disfrutar como un crío de mi vuelta al desierto a compartir con mis amigos del Dessert Drink Team una de las más grandes experiencias de la vida de cualquier persona, la Marathon des Sables. A ver si es verdad que tengo cojones de, además de escribirlo, hacerlo.

Ilusionados saludos.

(*) Lo de «pasado mañana» no es una forma de hablar. Mañana tengo una cena, con mis amigos de LCM, que promete ser histórica. Ya os contaré, entre entreno y entreno.