Hola amigos, muy buenas. Por decir algo.

Pepe Alonso nos ha dejado esta mañana. En lo mejor de la vida, sano, deportista, fuerte, disfrutando de un momento familiar, empresarial, social, envidiable, de repente, sin más ni más, al llegar a meta de una carrerita sin más pretensiones, una legua (+/-7km.), ya ves, ha fallecido. Amigo de Godayla, primo de Alicia y Josepepe, tío de uno de mis primeros pasantes, Ximo Alonso, che, una putada.

Su muerte me recuerda, nos recuerda, cosas que por evidentes, por obvias, a veces pasamos por alto mientras dedicamos tiempo, esfuerzo y atención a chorradas, a gilipolleces, a supuestos problemas que no son tales, a complicarnos innecesariamente la existencia, olvidando que ésta, la vida, es prestada, fugaz, efímera, que no tenemos nadie un papelito que nos garantice que mañana estaremos por aquí. Vaya, que si escribo, a veces, lo de «hoy, primer día del resto de nuestras vidas», no lo hago por poner algo.

«La vida que nos merecemos» es una expresión que asocio al grupo de triatletas que cada año en enero participan con Pablo Cabeza en el Campus que organiza en Pozo Izquierdo. A ver si el año que viene en enero estoy medio en forma y me apunto, que buena ilusión me haría. En algún momento de extrema felicidad, supongo que tras algún entreno exigente, ya relajaditos, quizá con una cerveza en la mano, a la típica frase de «esto es vida» -imaginad, Canarias, enero, solecito, disfrutando como los mengues- alguien contestaría «la vida que nos merecemos». Y así puede que se acuñase la expresión. Si non e vero, e ben trovatto.

Yo la escuché, por primera vez en el Campus de Altea, comiendo en un paraje idílico, con las cervecitas delante, disfrutando de verdad de la compañía, del ambiente, del momento, de la vida, en definitiva. Alguien la dijo, puede que fuese Toni Cendón (10h.35´hoy en IM Niza, enhorabuena, campeón). Y se me quedó grabada. En resumen, «la vida que nos merecemos» vendría a ser una forma de decir eso de «esto es vida».

Y sí, es cierto, esos cuatro buenos ratos nos los merecemos, claro que sí, para eso echamos algunas horas de sacrificio, de esfuerzo, de trabajo, de esto, de lo otro y o de más allá. Claro que nos la merecemos. Pero noticias como la de hoy nos recuerdan que, además de merecerla, que sí, claro, deberíamos, también, disfrutarla al máximo, vivir cada día como si fuese el último, exprimir cada instante de felicidad, saborear, disfrutar, disfrutar y disfrutar la vida.

Cada uno como prefiera, como sepa, como quiera, como le guste, pero disfrutadla al máximo, que por aquí estamos -todos- de paso.

La semana, ya que estamos aprovecho y os cuento un poco, ha terminado muy bien.

Ayer, sábado, las tres horitas de bici, impecables, Valencia-Cullera-cuestas varias por la montaña, tratando de subir todo el rato acoplado-Alzira. A las 10 ya había concluido el entreno. Por la tarde renuncié a la verbena de San Juan de la falla. Como el mismísimo Garbanzito en Semana Santa 2007, me sentí.

Hoy, domingo, cuatro horas de bici, con Paz. Arrozales, Cullera, cuestas varias acoplado, mentira piadosa (ella a mi: «el jueves nos vamos al Bosque, para que veas cuánto has mejorado subiendo») y regreso a Valencia + transición 25´de carrera a pie + espectacular baño en una playa de la Malvarrosa abarrotada de gente.

Otra semana completada prácticamente al 100%. Ya sólo quedan tres para Zurich.

Si Dios quiere. Nunca mejor dicho.

Aunque tristes, sigan siendo ilusionados los saludos.