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Hola, amigos, muy buenas.

He vuelto.

Bajo el lema «Ilusión, constancia y humildad» me he puesto en el camino que lleva al 16N, Maratón de Valencia. Sé que doce semanas no son muchas, que mi estado de forma no es bueno, lo sé todo, pero estoy tan motivado, tan convencido, tan seguro, que no tengo la menor duda. Voy a disfrutar como nunca, como en ninguna de las 39 anteriores. Esta va a ser incluso más especial, me atrevo a pensar, que la primera. Va a ser un momento mágico, cuando vuelva a cruzar la linea de salida con la sensación de sentirme de nuevo corredor, maratoniano, feliz, a gusto conmigo mismo, con mi cuerpo, con mi mente, con mi vida.

Lo del Ave Fenix y tal y tal…. Nada que no se haya hecho antes, nada nuevo bajo el sol.

Me vendrá bien ir contando aquí los entrenos de cada semana. La pasada, la primera de la programación, la «menos doce», se resume en:

1.- Siete días, siete, los siete, de salir a correr. Unos días veinte minutos, otros treinta. Siempre tranquilo, sin forzar lo más mínimo (para forzar estamos, sí). Parando a recuperar un par de minutillos andando cada vez que hacía falta.

2.- Complementados con un día de toreo de salón en la Escuela de Valencia, con el maestro Copete (voy a ir todos los viernes, hasta nueva orden) y con una regata a dos el domingo, Txema y yo, con el «Magopepo», «Memorial Pepe Frasquet» en Oliva y el posterior traslado a Denia en solitario. Reventaito llegué después de unas cuantas horas de mar por la proa, veintitantos nudos de viento y venga rociones, venga agua por todas partes. Por cierto, que el año pasado hicimos penúltimos en esa misma regata y este año hemos sido octavos por la cola. Vamos progresando.

Esta semana sigo corriendo a diario, todavía a ritmos muy cómodos, sin agobios, acondicionando el cuerpo suavemente, casi sin que se entere, no le vaya a dar por rebelarse. Un par de días subiremos la dosis a 40-45 minutos. Y he empezado ya con las clases de gimnasia en Correcaminos (lunes y miercoles) y con el Yoga al medio día (martes y jueves). Añade que el sábado tengo regata en Cullera y, en broma en broma, aparte de correr cada día van a caer otras seis «extraescolares» que, por supuesto, aportan mucho, ayudan, complementan.

Y perdiendo peso, claro. Nueve días sin una gota ni media de alcohol y cuidándome han servido para que dos camisas compradas -imbécil de mi- justo en mitad de agosto, en plenas rebajas, me estén ya grandes, inmensas. Y esto no ha hecho más que empezar. Vais a flipar.

Ilusionados saludos.

P.S.: La foto es de la de 2003, «La Maratón de los Sueños», una de las mejores carreras de mi vida, 3h.33´y un inolvidable fin de semana compartido con amigos de toda España. Sirva de estimulante recuerdo.