Hola, amigos, muy buenas.

Os presento a Miguel Muñoz, para los que no le conozcáis, uno de los mejores magos de España. Acabo de rematar tres días de puente por Denia, entre navegaditas en el «Magopepo» y paellas y copas con los amigos, desconectado por completo del despacho y tratando de olvidarme -en la medida de lo posible- de los demás líos y complicaciones varias de cabeza asistiendo a su brillante conferencia en el CIVAC (Circulo de Ilsionistas de Valencia, Alicante y Castellón). Miguel desarrolla en su charla sus propias experiencias en la fusión de la magia con otras artes escénicas, especialmente danza, teatro y, sobre todo teatro físico. No es la típica  al uso en que el mago hace un juego, luego lo destripa y, si el público se deja, se lo vende. No. «Magia y Circo» es otra cosa, es un análisis profundo, teórico, muy interesante. Más que recomendable, especialmente si de crío te quedabas, como yo, mirando desde tu ventana el circo de Navidad instalado frente a tu casa, horas y horas, convenciéndote a ti mismo de que esta vez sí, de que esta vez iba en serio, de que este año, pasara lo que pasara, cuando lo desmontasen te armarías de valor y te irías con ellos por el mundo.

En un momento de la exposición Miguel hace una referencia a la libertad, a la capacidad de ser libre que tiene quien puede imaginar algo. Me ha gustado mucho, si puedes imaginarlo, eres libre, ha venido a decir. Me ha recordado a las muy conocidas, ya gastadillas citas de Einstein: «Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr» y Henry Ford: «Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, en ambos casos estás en lo cierto». Digamos que, como en tantas otras facetas de la vida, también en el proceso de creación de una atmosfera mágica los límites de qué puedes o no lograr los pones tú, están en tu mente.

Lo que pasa, el problema, la clave de todo esto es tan vieja como la humanidad. Hace unos dos mil quinientos años ya lo dijo Tucídides,  uno de esos griegos clásicos que sirven, sobre todo, para ser citados de vez en cuando en los blogs: «Es la libertad o la tranquilidad, deberás elegir». Y todo se debe a una elección nuestra, sin vuelta atrás. Serás libre o estarás tranquilo. No puedes tener ambas cosas.

Os lo cuenta uno que jamás tuvo valor, de crío, para marcharse con los del circo. Uno que cada siete de enero, por decir una fecha, se quedaba «tranquilo» en su casa, con sus padres, hermanos, aferrado a la comodidad del hogar, eso sí, con unas frustraciones internas de agárrate y no te menees. Pero que, con los años, ha tratado de vivir la vida libre, sin hacer daño a nadie, persiguiendo cada sueño hasta -si se han dejado- hacerlos realidad. Uno que, a los casi cincuenta años ha entendido que, a lo mejor, el próximo circo que le instalen delante de casa es el penúltimo. Uno que sigue convencido de que si lo puedes imaginar, no es para luego quedarte en el sofá esperando cómodamente sentado a que se te olvide.

Gracias, Miguel, por recordarme lo obvio. Ha sido un rato fantástico.

Ilusionados saludos.