Insondables misterios de la ciencia, la báscula digital, como el corazón, dicen, debe también tener razones que la razón no comprende.
El miercoles, tras los tres días de Madrid que ya se contaron aquí, me subía a la báscula con un ánimo muy similar al que deben llevar los pobres corderitos camino del matadero. Cual no sería mi sorpresa con un a todas luces inexplicable 93,0. Doscientos gramos menos que el domingo, al salir de viaje. No me lo creía.
El miercoles entrené muy bien. Natación al medio día. 1.000m., variaditos. A saber: 2x3oo (75cr/25br) + 400 cr. con pullboy. Luego, por la tarde, 10´de calentamiento con la eliptica del club y 30´de carrera a pie muy intensos, la ida sobre 145ppm., la vuelta fuerte, sintiendome muy bien, con la sensación de estar corriendo, no solo trotando, no arrastrandome, no, corriendo de verdad. Running, no jogging, para entendernos. Disfruting a toping. Más la P.F. de rigor.
Resultado, ayer jueves, nuevo regalo matinal: 92,0kg.
Y, claro, pasó lo que tenía que pasar. Viaje a Barcelona, reunión de trabajo, me recogen para comer…
«Zure Etxea», se llama el garito. En la zona de Pedralbes, C/ Jordi Girona, 10. Fundado en 1975, es un vasco, no muy grande, con el aire de una casa de comidas venida a más. A bastante más, incluso. Local agradable, aunque con dos o tres mesas menos mejoraría mucho este apartado, falta un poco de intimidad. Especialmente si los de la mesa de al lado son un ex-conseller de CIU, no recuerdo el nombre, y un Letrado en funciones medio conspirativas. Gambas de Denia, a las que allí, curiosamente, llaman «de Palamós», hay que joderse, en fin, si no eran de Denia, algún abuelo suyo, desde luego, sí lo fue. Buenas, sin más. En casa, cualquier noche tras pasar por la Lonja, mejores. Chipirones en su tinta, correctos. Cocotxas de merluza en salsa verde, inconmensurables. Ensalada de frutas. Dos copas, dos, sólo dos, únicamente dos, de un cava correcto, muy rico, fresco, divertido, sin más pretensiones, «Rovellats». El dueño, maitre, estiradillo, de esos que se creen que han inventado la restauración, con una cierta tendencia a mirarte al 50% perdonándote la vida, estilo John Wayne y al 50% calculando la pasta que él supone que llevas para levantarte con sus amables «sugerencias». Salvo que me lleven, como ayer, invitado, tardaré en volver. Puestos a pagar, en Barcelona, donde estén mis clásicos (L´Isidre, L´Abac) que se quite este. Como dato que dice mucho de mi ánimo y fuerza de voluntad, por una vez NO pasé por Pinocho, en la Boquería, el mejor bar del mundo.
Aproveché, ya que estaba por allí, para reservar hotel para toda la familia para el sábado 1 de marzo. Sí, efectivamente, la neurona chunga volvió a dar guerra ayer y me he inscrito para la maratón de Bna. Serán, si todo sale bien, tres en quince días. Que Dios nos pille confesados.
Viaje de vuelta, Cena de las Rebajas con la Sección de Triatlón de la S.D. Correcaminos, el entreno del jueves por el aire (se recuperará dentro de un rato, hoy al medio día, antes de nadar), total, que esta mañana de nuevo 93,0. Que no están mal, dadas las circunstancias, pero habrá que apretarse los machos cinco o seis días seguidos, de caliente, que ya me está apeteciendo ver el ocho delante cuanto antes.
Ilusionados saludos.
Siseñó. Eso se llama dejarse querer. Lástima no haya maratones los miércoles.
Bueno, ¿quién ha dicho que han de ser organizados y con dorsal?. Apúntate uno al miércoles.
Esto si que es un blog, como tiene que ser, si señor.
Pepo, te seguiré leyendo mientras sigas deleytandonos con estos maravillosos relatos.
Ah y no te olvidés jamás de comentarios gastronómicos.
Saludos
JR
Gracias, amigos.
Luís, no provoques. Seguro que tú sí has hecho alguno en miercoles.
godayla, haremos lo que podamos, pero ten en cuenta que un atleta que se precie no puede frecuentar según qué garitos.
Saludos