Hola amigos, muy buenas.

Hoy, viernes, primer día del resto de nuestras vidas, acabo de marcarme un entrenamiento en bici de escándalo. Pero bueno, vamos por orden.

 A primera hora de la mañana he cogido la bici de montaña y me he bajado a la playa, con bañador, camiseta y zapas viejas y el neopreno en la mochila.  Banderas rojas por doquier, algún barco cabrón nos dejó un vertido de petroleo, o fuel o lo que coño sea delante de nuestras playas hace un par de días. No obstante, yo he cogido el neopreno por si acaso. Bandera roja, prohibido bañarse, bueno, aprovecharemos el tiempo dando un garbeo con la bici. Por el paseo marítimo, hasta Alboraya y volver, siempre con el mar al lado.

¡Qué mar, joder, qué mar! Precioso, en calma, tentador, no hago más que mirar y volver a mirar, prohibido, ¿por qué?, ¿quién?, de algo hay que morir, dejo la bici y me acerco a la orilla. No la he visto más clara, más limpia, más transparente, más deliciosa en mi vida. Es imposible que esté contaminada. Me río de la imagen de todos los triatletas en Zurich, justo antes de darse la salida, guardando un minuto de silencio por un compañero, valenciano, que se metió en aguas contaminadas a «entrenar». Seguro que el speaker glosará mis esfuerzos, mi dedicación, los largos, duros meses de entrenamientos, el sueño truncado, jajaja, a ver si de una p. vez nos van reconociendo. Me meto al agua, está como nunca. La pena es que con el paseito en la bici he consumido el tiempo, he de llevar a los nanos al cole y la natación se queda reducida a los diez minutos más tranquilos, relajados, disfrutados de mi vida.

Y llegamos a lo de esta tarde. Dos horitas con la bici.

Le he puesto las ruedas «oficiales», las que llevaré en Zurich, una Corima de palos detrás y una Hed Jet 50 delante. Se las había quitado para el campus de Altea, 11 de abril y por unas cosas u otras no se las había vuelto a poner. Como, además, la semana pasada rodé con la vieja RAZESA, hoy he flipado con la diferencia. Volaba. A la ida, hasta el Mareny de Barraquetes, llevaba un vientecillo de cara, molesto pero no demasiado, el tiempo ha sido más o menos el normal, 1h.10´. A la vuelta, con el vientecillo ya en la dirección correcta, he venido muy muy rápido. No llevo cuentakilómetros, no me gusta agobiarme, pero por curiosidad he cronometrado algunos kilómetros, hacía uno a saco y otro más relajado. Los rápidos en 1´40´´ y 1´35´´, los «lentos» en dos minutos. Todo el rato acoplado,  con el plato grande, un par de veces hasta se me han acabado los piñones pequeños, emocionado, iba poniendo cada vez más pequeños, las piernas al límite, de repente le doy y ya no quedaban más. En mi vida había puesto esos desarrollos, ni cuesta abajo. Es verdad que eso ha sido solo un par de veces, pero el resto del tiempo también iba fuertecillo. Che, una gozada. 55´en total la vuelta, un cuarto de hora menos que la ida.

Supongo que mañana y pasado lo pagaré, pero bueno, de momento que me quiten lo bailado.

Os dejo, me bajo a la falla.

Ilusionados saludos.