Hola amigos, muy buenas.

Ayer, miércoles, se puede decir que, más o menos, hice los deberes que me había puesto Pablo. Esto es, natación y carrera a pie. Es verdad que después de comer con Mar en Tridente, el restaurante del Hotel Neptuno, la natación a primera hora de la tarde no era lo que más me apetecía, pero bueno, aun sin apetecerme lo más mínimo me fui a la piscina e hice lo que buenamente me pareció. (1.000m., de ellos 2x300br/cr + 2×150 pies/pull/crol + 100crol). Luego corrí los veinte minutos, sí, veinte minutos, que tenía en el plan.

Hoy jueves, sin embargo, tenía 3h. de bici. Pensaba hacerlas al medio día, de una a cuatro. Entre que a las doce llovía, que se ha ido enredando el trabajo, que parecía que fuese seguir lloviendo y que, supongo, tampoco estaba yo loco de ganas por coger la bici, cuando me he dado cuenta eran las dos y pico y ya no me daba tiempo. En su lugar me he bajado al gimnasio a las ocho de la tarde y he hecho la primera sesión de spinning de mi vida. Ya veremos si no es, también, la última. ¡Qué agonía, qué manera de sudar, de sufrir! En mi vida me habían dolido las piernas por ir en bici, hoy las tengo apañaditas, ya veremos el domingo en la maratón si no me acuerdo del pspinning.

Una duda que tengo es si siempre es así o si directamente hoy «se ha ensañado conmigo» por ser nuevo. En realidad, me temo, más que por novato, por el bocazas de mi hijo Pepe, claro, que al llegar ha empezado a decir a todos que si yo había hecho un Ironman, que si lo de Ronda, que si las no sé cuantas maratones, que si esto y lo otro. Y claro, el tipo me miraba, con toda mi barriga, con una pinta de todo menos de ciclista y debía pensar que el nano estaba vacilando. Y se ha entretenido en comprobar mi estado de forma. Que, por cierto, para mi sorpresa, cada vez va siendo menos penoso, menos lamentable. Iba jodido, claro, pero muy digno, que no me lo notasen, al final, coñas al margen, he aguantado bastante bien, mejor de lo que esperaba. Lo comentaré con el jefe Portsea, pero puede que los martes y jueves ya tengamos en qué entretenernos de ocho a nueve de la tarde. Malo del todo no será.

Mañana toca natación, a las cuatro, en Abastos, con Vanessa. ¿Tendré valor de meterme, además, un buen entreno de judo? El sábado trotecillo corto más dos horitas de bici, todo ello muy temprano, que luego hay reuníón del Comité Organizador del 29º Congreso Mágico Nacional, en breve estará lista la web, ya vereis que chulada. Y el domingo la primera maratón del año, la de Valencia, este año pasa por debajo de casa de mi madre. Afortunadamente es en el km. 4, no creo que a esas alturas me vayan a dar ya tentaciones. Ya tengo ganas de que llegue, quién me lo iba a decir hace unas semanas.

Luego lo celebraremos un poco con Garbanzito y Pilar, Stani y Mariló en el Tridente. Se parecerá bastante a lo de ayer, con Mar. O sea: ensalada de tomate valenciano con ventresca de atún, su hueva, anchoas y vinagreta con alcaparras y piñones y «bomba de foie» rellena de membrillo, con manzana verde. Como plato principal un arroz del senyoret, con el marisquito ya pelado y sus tropezones de pescado, cojonudo. Un buen surtidito de quesos y los postres. Originalísimo el helado de fartons con mousse de horchata. Ayer se acompañó todo de un Rueda, Belondrade y Lurtón, verdejo, con algo de madera, muy rico. El domingo ya veremos, algo caerá para reponer lo que se haya podido sudar a lo largo de la mañana.

Ilusionados saludos.